Es increíble darse cuenta de los enormes desafíos que aún están pendientes en cada escuela y aula de nuestro país. Desde las brechas y desventajas educativas, el desarrollo socioemocional de cada docente y estudiante es fundamental para formar adultos plenos. Por eso, cuando volví de mi Máster en Educación desde Harvard, me dediqué a desarrollar un plan que impulsara esas herramientas pero sin antes recibir yo una importante lección. Era 2019 y entre mis sueños llegué a una escuela de Bajos de Mena en Puente Alto con una idea estrella, “Aprendizaje basado en proyectos”. La directora parecía interesada pero su problema era mayor: “Francisca, eso no me sirve ahora, tengo a mis alumnos tirándose cosas y a los profesores y profesoras vueltas locas. Lo que necesito es aprendizaje socioemocional”. 

Con ese problema ante mis ojos, me dediqué a investigar, empujar y buscar las mejores herramientas del mundo para llevar a esa escuela. Así llegamos a los programas de CASEL (Collaborative for Academic, Social, and Emotional Learning), una institución líder en este tema y lo implementamos con éxito en Puente Alto. Después de un año, vimos con orgullo una reducción del 100% de las conductas agresivas y los y las docentes podían hacer sus clases con normalidad. 

Gracias a esta experiencia vimos el potencial de implementar estas metodologías y comenzamos a diseñar Increíble-Mente, un programa socioemocional que no solo apoya a niños y niñas en el desarrollo de habilidades como la empatía y la autorregulación, sino que también promueve prácticas para el fortalecimiento de autoestima, motivación académica y bienestar emocional de docentes y apoderados. Sabemos que los padres y los docentes son modelos y a veces héroes para los estudiantes, por eso, Increíble-Mente entrega súperpoderes socioemocionales y la oportunidad de soñar y perseguir esos sueños.